martes, 28 de julio de 2015

MELONCILLOS en El Rompido

Hola amigos, 
hoy de nuevo otra entrada en la que su protagonista no es ningún pájaro. Se trata de un mamífero escurridizo y difícil de observar: el Meloncillo.

Meloncillo (Herpestes ichneumon)

En nuestras recientes vacaciones en Huelva hemos tenido la oportunidad de volver a avistar a una pareja de esta especie. Estuvieron, al menos un par de días merodeando una laguna detrás de las crías de Azulones, Gallinetas y también de algún Rascón.

Laguna con huellas de Meloncillo

Meloncillo (Herpestes ichneumon)

Meloncillo (Herpestes ichneumon)

El Meloncillo es una especie fundamentalmente africana, encontrándose también en Asia menor y Palestina. En la península Ibérica, el no haberse encontrado restos en yacimientos fósiles, sugiere que fue introducida por los árabes o fenicios, por tanto llevan siglos con nosotros, desmontando la teoría de algunos cazadores que aseguran que son las administraciones autonómicas las que lo han introducido en época reciente.

La subespecie Herpestes ichneumon widdringtonii, es la única mangosta europea. Es fácil de reconocer por su cuerpo alargado y paticorto y su cabeza fina, así como por su larga cola, que puede llegar a medir hasta 45 cm, ancha en su arranque y rematada en un mechón negro.

Su cuerpo, de 51 a 55 cm de largo y 19 a 21 cm de altura en la cruz, está cubierto de un pelo negro con las puntas en amarillo cremoso, o pardo con la punta en gris plateado, lo que le da un aspecto jaspeado. Su cabeza es pequeña, puntiaguda y estrecha; no más ancha que el cuello. De ella sobresalen ligeramente sus orejas, cortas y anchas. Pero lo que más llama la atención son sus ojos, de color más bien claro y con una pupila horizontal, rasgo excepcional entre los carnívoros, que le confiere una mirada inquietante.

Es el único carnívoro ibérico que presenta mayor actividad diurna. Este hecho le ha beneficiado en su expansión ya que no compite directamente con los otros carnívoros ibéricos, que son nocturnos, pero a su vez ha provocado que los ganaderos, agricultores, cazadores… en definitiva, los que pasan mayor tiempo en el campo, lo consideren una plaga. Y es solo por el hecho de que al ser diurno se deja ver con mayor facilidad que otras especies y si sumamos que a veces se ven en grupos de 4 ó 5, da la sensación que el campo está plagado de ellos. Nada más lejos de la realidad, aunque sí hay que decir que ha experimentado un notable aumento demográfico y de distribución geográfica.

Como curiosidad decir que en la provincia de León existen dos citas: la primera en Laciana (Villaseca-Villablino 2007) y otra en Primout (1982). Observaciones curiosas y excepcionales, si comprobamos la distancia a sus áreas de distribución y sobre todo, por el hábitat de esta comarca, muy distinto al mediterráneo que, en principio, es el idóneo para esta especie.

Para finalizar os mostramos un video que grabamos, no sin muchas dificultades, al tratarse de animales muy inquietos y de rápidos movimientos.

VIDEO:




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